29 de jul. 2008

pensar bien, sentirse bien...

Notas extraídas del libro PENSAR BIEN, SENTIRSE BIEN, de Walter Riso, muchas de las cuales van paralelas o coinciden con la PNL.
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La mayoría de las personas mostramos una alta resistencia al cambio. Preferimos lo conocido a lo desconocido, puesto que lo nuevo genera incomodidad y estrés.

La información q llega de la experiencia directa es mucho más terapéutica q la teoría, aunque las dos son necesarias.

El pasado no existe. Es sólo pura construcción mental. Embellecemos o dramatizamos nuestro pasado y luego tomamos decisiones en base a estos datos alterados.

El prejuicio es una enfermedad en cualquiera de sus formas y los errores de interpretación su consecuencia obvia.

Contradicción esencial: mientras que de forma consciente queremos dejar de sufrir y eliminar las creencias irracionales responsables de nuestro malestar, de manera no consciente fortalecemos nuestros esquemas negativos EVITANDO cualquier confrontación que los ponga a tambalear. Lo que subyace de fondo es el miedo.
Evitación crónica: fortalece los esquemas negativos pq impide su confrontación con la realidad. Reducir las meta personales y aspiraciones al mínimo de exigencia (EVITACIÓN) para asegurarse el éxito, aunque no sea auténtico y veraz, nos mantiene adormilados y nos impide despertar a la verdad. ¿tonto feliz o sabio infeliz? ¿tonto feliz o persona despierta q soporta las angustias de la vida de forma realista? La mejor actitud para vencer la evitación es “aceptar lo peor que pueda ocurrir” y alejarse un poco del principio del placer.

Si la mente se autoengaña es muy difícil que nuestro potencial humano se manifieste. Si logramos desmontar los mecanismos de protección psicológicos en los que nos escudamos, podremos vernos a nosotros mismos como realmente somos. (trascender el EGO).

Ver el mundo en blanco y negro nos aleja de la moderación y de la paz interior, porque la vida, se mire por donde se mire, está compuesta de matices. Querer imponer al universo nuestra primitiva mentalidad binaria no deja de ser un acto de arrogancia y estupidez: vivir amargado porque los hechos (vida, realidad…) no concuerdan con nuestro punto de vista. Las palabras NUNCA, SIEMPRE, TODO, NADA, no dejan opciones. Si la mente se acostumbra a fluctuar de un extremo a otro, la ansiedad y la depresión serán inevitables.

El valor en su punto medio, entre el exceso y el defecto. (En una guitarra, la cuerda demasiado tensa se rompe, la cuerda demasiado floja no suena bien).
Pero el JUSTO MEDIO nunca es estático, no está predeterminado.
Lo que define la virtud no es la perfección del rasgo, sino el equilibrio dinámico y sutil entre los extremos del continuo. Ejemplo: la actitud inteligente y virtuosa frente al peligro no es anular el miedo, sino saber cuando se justifica escapar y cuando no, lejos del dogma. Cuando los dilemas nos confrontan la verdad, los extremos se sueltan y los paradigmas comienzan a tambalear.

La CULPA es un valor social:
Si cometes un error y no te sientes muy mal por ello, eres malo o mala.
Si te sientes muy mal por haberte equivocado eres bueno.
La paradoja del autocastigo: sentirse mal (culpable) para sentirse éticamente bien.

La obsesión solo sirve para consumir facultades. El pensamiento reiterativo no es otra cosa que la manifestación de la impaciencia.

Razón y emoción, dos caras de una misma moneda.
En el ser humano existe una profunda exigencia de sentido, un anhelo por lo genuino que nos permita ser verdaderamente libres. El requerimiento de la autorrealización. Ansiamos una transformación interna que nos contacte con nuestra propia esencia.

El sabio no espera nada o muy poco, porque desear/esperar casi siempre está relacionado con la ansiedad. Por lo general, deseamos alcanzar lo que “no estamos disfrutando”, deseamos alcanzar lo que no conocemos y quisiéramos conocer, o lo que no podemos hacer y quisiéramos hacer. Es la trampa de la esperanza que se instala en la carencia. El sabio no espera nada, pero no porque ya lo tenga todo sino porque no teme perder nada.