21 de jul. 2021

Apuesta por el decrecimiento, de Serge Latouche

La  teoria del DECREIXEMENT, es podria qualificar d'antisistema, pq va en la direcció contrària del capitalisme. 



"El desarrollo es el origen del mal", és una de les frases contundents, que argumenta amb molt de sentit de sentit comú, per sortir d'aquesta bogeria del creixement il·limitat: un sense sentit que topa frontalment amb el món limitat, i que beneficia només als rics: una petita part de la població mundial. Posa en qüestió l'evolució i el progrés, que sempre hem pensat que és el camí de millora cap el benestar i la salut emocional, mental i física.
 
Proposa canvis de valors, conceptes, estructures... per reubicar la vida al seu lloc, d'on no hauria d'haver sortit mai.

Un cop més el tamaño importa: es tracta de créixer ni més ni menys del que és necessari, per no trencar cap equilibri. Com els cargols, que creixen fins que s'aturen: fabriquen la seva closca a la mesura justa i si fan una espira de més o de menys es veu directament afectada la seva supervivència.

Aquí alguns fragments destacats del llibre Apuesta por el decrecimiento, de l'autor Serge Latouche.
Encara que s'hauria d'actualitzar, pq és de l'any 2006, en essència el missatge és de plena actualitat:

... no será el crecimiento geométrico de la población la verdadera fuente de todos los problemas?

... parecería necesario para algunos devolver a la población mundial, a los 600 millones de personas, tamaño compatible con la supervivencia de la biosfera y el mantenimiento de sus privilegios.

(Jo, que sóc Malthusiana convençuda des de fa anys, crec que aquí és on es troba la font de tots els problemes, el nus que s'hauria de desfer, si és que es pot...) 

... Una sociedad así no es sostenible pq supera la capacidad de carga del planeta, pq se estrella contra los límites de la finitud de la biosfera y pq todos los argumentos y artificios para remediarlo son insuficientes o falaces.

... El crecimiento beneficia sobre todo a los ricos. 

... La sociedad del crecimiento no es deseable por lo menos por tres razones: engendra gran cantidad de desigualdades e injusticias, crea un bienestar considerablemente ilusorio, suscita una sociedad enferma de su riqueza...

... tras haber tomado consciencia de los perjuicios del desarrollo, se trata de aspirar a mejorar la calidad de vida, y no a un crecimiento ilimitado del PIB.

... vivimos cada vezmás virtualmente y viajamos realmente, lo que es catastrófico para nuestros ecosistemas. La relocalización tendría que llevarnos a vivir realmente en el sitio donde estamos y a viajar mucho más virtualmente, lo que la tecnología nos permite hacer.

... El caracol, construye la delicada arquitectura de su concha añadiendo una tras otra las espiras cada más amplias. Después cesa bruscamente y comienza a enroscarse esta vez en decrecimiento, ya que una sola espira de más daría a la concha una dimensión 16 veces más grande, lo que en lugar de contribuir al bienestar animal, lo sobrecargaría. Y desde entonces, cualquier aumento de su productividad serviría sólo para paliar las dificultades creadas por esta ampliación de la concha, fuera de los límites fijados por su finalidad. Pasado el punto límite de la ampliación de las espiras, los problemas del sobrecrecimiento se multiplican en progresión geométrica, mientras que la capacidad biológica del caracol sólo puede seguir una progresión aritmética. Al apartrase del crecimiento geométrico, el caracol nos muestra el sendero para reflexionar sobre una sociedad de decrecimiento serena...

... La condición humana actual, donde las nueeas tecnologías se vuelven tan invasoras que sólo podemos disfrutar con lo que se podria llamar un tecno-ayuno. La limitación necesaria de nuestro consumo y de la producción, el fin de la explotación de la naturaleza y del trabajo por el capital no significan un "retorno" a una vida de privación y labor, sino todo lo contrario, una liberación de la creatividad, una renovación de la convivencia y de la posibilidad de llevar una vida digna. 

La búsqueda de la simplicidad voluntaria, de una vida sobria, no significa una postura de frustración masoquista. Es la opción de vivir de otra manera, de vivir mejor y en armonía con nuestras convicciones, reemplazando la carrera hacia los bienes materiales por una búsqueda de valores más satisfactorios.

Se trata de procurarse satisfacciones sin recurrir al sistema mercantilista. 

Vías individuales para decrecer: consumir menos (sobriedad), autoproducir e intercambiar.

Sólo quien no sabe hacer nada está condenado a ser un consumidor obstinado y esta incapacidad es señal de emprobrecimiento cultural.

... expresar lo inexpresable es cada vez más usado por los tecnócratas para persuadir de lo imposible: "guerra limpia", "economía solidaria", "desarrollo sostenible"... se trata de una chapuza conceptual destinada a cambiar las palabras en lugar de cambiar las cosas. 

... la información por exceso, la "sobreinformación", se vuelve desinformación y se combina con la publicidad comercial y política para convertirse en deformación, propaganda y manipulación. 

La estrategia de integración de la variable ecológica en el sistema productivista, no tiene otra función que la de conformar la preeminencia de lo económico.

El sistema productivista, jamás falto de dinamismo y siempre con capacidad de recuperación, encuentra en el crecimiento sostenible una segunda juventud. Tiene el campo abierto para nuevos mercados suplementarios y sigue así manteniendo el reflejo del espejo de las ilusiones.

Para resolver el problema ecológico sería suficiente con ajustar la talla de la humanidad en relación a las potencialidades del planeta.

La relación entre la explosión demográfica y los problemas del medio ambiente es evidente.

El decrecimiento tiene sobre todo como objetivo resaltar fuertemente la necesidad del abandono del insensato objetivo del crecimiento por el crecimiento, objetivo cuyo motor no es más que la búsqueda desenfrenada de ganancia por parte de los poseedores del capital.

Podríamos pintar el infierno como un sitio de abundancia inaccesible y el paraíso un lugar de frugalidad compartida.

Toda la humanidad comulga con la misma creencia. Los ricos la celebran, los pobres aspiran a ella. Un solo dios: el progreso. Un solo dogma: la economía política. Un solo edén: la opulencia. Un solo rito: el consumo. En todas partes la religión del exceso reverencia a los mismos santos: desarrollo, tecnología, mercancía, velocidad, frenesí…

La economía transforma la abundancia natural en escasez por medio de la creación artificial de la falta, y la necesidad a través de la apropiación de la naturaleza y la mercantilización.

La información por exceso: la sobreinformación, se vuelve desinformación y se combina con publicidad comercial y política para convertirse en deformación, propaganda y manipulación.

Nuestro imaginario ha sido colonizado y el enemigo se esconde en lo profundo de nosotros mismos. Existe un “mundo común” en la sociedad globalizada, que es el pensamiento único.

Hay ahora un enorme movimiento en el que la gente se despolitiza, se privatiza, se vuelca hacia su pequeña esfera privada, y el sistema da los medios para ello: lo que se mueve en la esfera privada se aleja de la responsabilidad y participación política.

Salir del desarrollo, la economía y el crecimiento, no implica renunciar a las instituciones sociales que la economía se ha anexado, como la moneda y los mercados, sino reintroducirlas en otra lógica.

Revolución no significa guerra ni derramamiento de sangre. Es un cambio de ciertas estructuras centrales de la sociedad por medio de la actividad de la propia sociedad: autotransformación condensada en un breve espacio de tiempo, aceleración del cambio.

Ghandi: vivir más simplemente para que otros puedan simplemente vivir.